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viernes, 28 de septiembre de 2012

Martin Luther King, Jr. "Tengo un sueño" DISCURSO EN WASHINGTON, D.C.

 

Martin Luther King, Jr.

"Tengo un sueño"

DISCURSO EN WASHINGTON, D.C.

 
Estoy orgulloso de reunirme con ustedes hoy, en la que será ante la historia la mayor manifestación por la libertad en la historia de nuestro país.
Hace cien años, un gran estadounidense, cuya simbólica sombra nos cobija hoy, firmó la Proclama de la emancipación. Este trascendental decreto significó como un gran rayo de luz y de esperanza para millones de esclavos negros, chamuscados en las llamas de una marchita injusticia. Llegó como un precioso amanecer al final de una larga noche de cautiverio. Pero, cien años después, el negro aún no es libre; cien años después, la vida del negro es aún tristemente lacerada por las esposas de la segregación y las cadenas de la discriminación; cien años después, el negro vive en una isla solitaria en medio de un inmenso océano de prosperidad material; cien años después, el negro todavía languidece en las esquinas de la sociedad estadounidense y se encuentra desterrado en su propia tierra.
Por eso, hoy hemos venido aquí a dramatizar una condición vergonzosa. En cierto sentido, hemos venido a la capital de nuestro país, a cobrar un cheque. Cuando los arquitectos de nuestra república escribieron las magníficas palabras de la Constitución y de la Declaración de Independencia, firmaron un pagaré del que todo estadounidense habría de ser heredero. Este documento era la promesa de que a todos los hombres, les serían garantizados los inalienables derechos a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.
Es obvio hoy en día, que Estados Unidos ha incumplido ese pagaré en lo que concierne a sus ciudadanos negros. En lugar de honrar esta sagrada obligación, Estados Unidos ha dado a los negros un cheque sin fondos; un cheque que ha sido devuelto con el sello de "fondos insuficientes". Pero nos rehusamos a creer que el Banco de la Justicia haya quebrado. Rehusamos creer que no haya suficientes fondos en las grandes bóvedas de la oportunidad de este país. Por eso hemos venido a cobrar este cheque; el cheque que nos colmará de las riquezas de la libertad y de la seguridad de justicia.
También hemos venido a este lugar sagrado, para recordar a Estados Unidos de América la urgencia impetuosa del ahora. Este no es el momento de tener el lujo de enfriarse o de tomar tranquilizantes de gradualismo. Ahora es el momento de hacer realidad las promesas de democracia. Ahora es el momento de salir del oscuro y desolado valle de la segregación hacia el camino soleado de la justicia racial. Ahora es el momento de hacer de la justicia una realidad para todos los hijos de Dios. Ahora es el momento de sacar a nuestro país de las arenas movedizas de la injusticia racial hacia la roca sólida de la hermandad.
Sería fatal para la nación pasar por alto la urgencia del momento y no darle la importancia a la decisión de los negros. Este verano, ardiente por el legítimo descontento de los negros, no pasará hasta que no haya un otoño vigorizante de libertad e igualdad.
1963 no es un fin, sino el principio. Y quienes tenían la esperanza de que los negros necesitaban desahogarse y ya se sentirá contentos, tendrán un rudo despertar si el país retorna a lo mismo de siempre. No habrá ni descanso ni tranquilidad en Estados Unidos hasta que a los negros se les garanticen sus derechos de ciudadanía. Los remolinos de la rebelión continuarán sacudiendo los cimientos de nuestra nación hasta que surja el esplendoroso día de la justicia. Pero hay algo que debo decir a mi gente que aguarda en el cálido umbral que conduce al palacio de la justicia. Debemos evitar cometer actos injustos en el proceso de obtener el lugar que por derecho nos corresponde. No busquemos satisfacer nuestra sed de libertad bebiendo de la copa de la amargura y el odio. Debemos conducir para siempre nuestra lucha por el camino elevado de la dignidad y la disciplina. No debemos permitir que nuestra protesta creativa degenere en violencia física. Una y otra vez debemos elevarnos a las majestuosas alturas donde se encuentre la fuerza física con la fuerza del alma. La maravillosa nueva militancia que ha envuelto a la comunidad negra, no debe conducirnos a la desconfianza de toda la gente blanca, porque muchos de nuestros hermanos blancos, como lo evidencia su presencia aquí hoy, han llegado a comprender que su destino está unido al nuestro y su libertad está inextricablemente ligada a la nuestra. No podemos caminar solos. Y al hablar, debemos hacer la promesa de marchar siempre hacia adelante. No podemos volver atrás.
Hay quienes preguntan a los partidarios de los derechos civiles, "¿Cuándo quedarán satisfechos?"
Nunca podremos quedar satisfechos mientras nuestros cuerpos, fatigados de tanto viajar, no puedan alojarse en los moteles de las carreteras y en los hoteles de las ciudades. No podremos quedar satisfechos, mientras los negros sólo podamos trasladarnos de un gueto pequeño a un gueto más grande. Nunca podremos quedar satisfechos, mientras un negro de Misisipí no pueda votar y un negro de Nueva York considere que no hay por qué votar. No, no; no estamos satisfechos y no quedaremos satisfechos hasta que "la justicia ruede como el agua y la rectitud como una poderosa corriente".
Sé que algunos de ustedes han venido hasta aquí debido a grandes pruebas y tribulaciones. Algunos han llegado recién salidos de angostas celdas. Algunos de ustedes han llegado de sitios donde en su búsqueda de la libertad, han sido golpeados por las tormentas de la persecución y derribados por los vientos de la brutalidad policíaca. Ustedes son los veteranos del sufrimiento creativo. Continúen trabajando con la convicción de que el sufrimiento que no es merecido, es emancipador.
Regresen a Misisipí, regresen a Alabama, regresen a Georgia, regresen a Louisiana, regresen a los barrios bajos y a los guetos de nuestras ciudades del Norte, sabiendo que de alguna manera esta situación puede y será cambiada. No nos revolquemos en el valle de la desesperanza.
Hoy les digo a ustedes, amigos míos, que a pesar de las dificultades del momento, yo aún tengo un sueño. Es un sueño profundamente arraigado en el sueño "americano".
Sueño que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo: "Afirmamos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales".
Sueño que un día, en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos dueños de esclavos, se puedan sentar juntos a la mesa de la hermandad.
Sueño que un día, incluso el estado de Misisipí, un estado que se sofoca con el calor de la injusticia y de la opresión, se convertirá en un oasis de libertad y justicia.
Sueño que mis cuatro hijos vivirán un día en un país en el cual no serán juzgados por el color de su piel, sino por los rasgos de su personalidad.
¡Hoy tengo un sueño!
Sueño que un día, el estado de Alabama cuyo gobernador escupe frases de interposición entre las razas y anulación de los negros, se convierta en un sitio donde los niños y niñas negras, puedan unir sus manos con las de los niños y niñas blancas y caminar unidos, como hermanos y hermanas.
¡Hoy tengo un sueño!
Sueño que algún día los valles serán cumbres, y las colinas y montañas serán llanos, los sitios más escarpados serán nivelados y los torcidos serán enderezados, y la gloria de Dios será revelada, y se unirá todo el género humano.
Esta es nuestra esperanza. Esta es la fe con la cual regreso al Sur. Con esta fe podremos esculpir de la montaña de la desesperanza una piedra de esperanza. Con esta fe podremos trasformar el sonido discordante de nuestra nación, en una hermosa sinfonía de fraternidad. Con esta fe podremos trabajar juntos, rezar juntos, luchar juntos, ir a la cárcel juntos, defender la libertad juntos, sabiendo que algún día seremos libres.
Ese será el día cuando todos los hijos de Dios podrán cantar el himno con un nuevo significado, "Mi país es tuyo. Dulce tierra de libertad, a tí te canto. Tierra de libertad donde mis antesecores murieron, tierra orgullo de los peregrinos, de cada costado de la montaña, que repique la libertad". Y si Estados Unidos ha de ser grande, esto tendrá que hacerse realidad.
Por eso, ¡que repique la libertad desde la cúspide de los montes prodigiosos de Nueva Hampshire! ¡Que repique la libertad desde las poderosas montañas de Nueva York! ¡Que repique la libertad desde las alturas de las Alleghenies de Pensilvania! ¡Que repique la libertad desde las Rocosas cubiertas de nieve en Colorado! ¡Que repique la libertad desde las sinuosas pendientes de California! Pero no sólo eso: ! ¡Que repique la libertad desde la Montaña de Piedra de Georgia! ¡Que repique la libertad desde la Montaña Lookout de Tennesse! ¡Que repique la libertad desde cada pequeña colina y montaña de Misisipí! "De cada costado de la montaña, que repique la libertad".
Cuando repique la libertad y la dejemos repicar en cada aldea y en cada caserío, en cada estado y en cada ciudad, podremos acelerar la llegada del día cuando todos los hijos de Dios, negros y blancos, judíos y cristianos, protestantes y católicos, puedan unir sus manos y cantar las palabras del viejo espiritual negro: "¡Libres al fin! ¡Libres al fin! Gracias a Dios omnipotente, ¡somos libres al fin!"

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Jane Goodall. Su lucha por los Chimapancés y el Mundo Natural



Jane Goodall

(Londres, 1934) Zoóloga y antropóloga británica. Jane Goodall nació en Londres el 3 de abril de 1934, y creció en la localidad de Bournemouth (costa sur de Inglaterra). En su segundo aniversario, su padre le regaló un chimpancé de juguete llamado Jubilee, del que Jane se encariñó desde el primer momento y que en la actualidad, muchos años después, sigue sentado en una silla en su casa de Inglaterra.

A los cuatro años sintió gran curiosidad por saber por dónde salían los huevos de la gallina, lo que la llevó a pasar varias horas «investigando» el asunto en un gallinero. Aunque la desaparición de la niña durante esas horas había alarmado a la familia, que incluso avisó a la policía, su madre, Vanne, consciente de la excitación de la pequeña por el descubrimiento que acababa de hacer, en lugar de reñirla, se sentó a escuchar con paciencia la maravillosa historia de cómo pone una gallina un huevo.


Jane Goodall

Las lecturas favoritas de Jane durante su infancia fueron los libros sobre la vida de los animales, como El libro de la selva, lo que sin duda contribuyó a que a los diez años ya soñase con ir a África, vivir entre los animales y escribir sobre ellos. Este sueño acabaría por cumplirse, en gran medida gracias al apoyo de su madre, que, como recuerda la misma Jane, le había enseñado que si de verdad se desea algo, se trabaja duro para conseguirlo, se aprovechan las oportunidades que se presentan y, si uno no se rinde, finalmente, se encuentra el camino que permitirá hacer realidad los sueños.

En 1957, con veintitrés años recién cumplidos, tras estudiar secretariado y trabajar en una compañía de documentales en Inglaterra, y gracias a la invitación de una amiga para trasladarse a Nairobi, pudo viajar a África, si bien antes, para costearse el pasaje, trabajó varios meses de camarera.

Relación con Louis Leakey

En Kenia entró en contacto con el famoso antropólogo Louis Leakey (1903-1972) y, aunque no contaba con la formación académica adecuada, tras expresarle su interés por el estudio de los animales, fue contratada como asistente, y viajó con él y su esposa (la arqueóloga Mary Leakey) a la garganta de Olduvai en busca de fósiles de homínidos.

Más tarde, Leakey le ofreció la posibilidad de estudiar los chimpancés en su ambiente natural, en el Parque Nacional de Gombe, en Tanzania. Allí se trasladó en julio de 1960, acompañada durante tres meses por su madre, ante las reservas de las autoridades británicas de dejar que una mujer joven viviese sola con animales salvajes.

Se iniciaban así sus estudios sobre los chimpancés, que le permitieron, entre otras cosas, observar en octubre de ese mismo año por vez primera que estos animales construyen y utilizan herramientas para capturar termitas que forman parte de su dieta. De este modo, pasó a formar parte del grupo de investigadores, casi todos mujeres, que con el apoyo de Leakey han contribuido al avance en el estudio de los grandes primates (Birute Galdikas con los orangutanes en Borneo, Diane Fossey con los gorilas de los volcanes Virunga y Jane Goodall con los chimpancés en Tanzania).

En 1964 se casó con el fotógrafo de la National Geographic Society barón Hugo van Lawick (de quien se divorciaría en 1974), autor de las imágenes más famosas de la antropóloga y con quien en 1967 tendría su único hijo, Hugo Eric Louis, Grub. En 1975 contrajo segundas nupcias con Derek Bryceson, director de los Parques Nacionales de Tanzania y parlamentario británico (fallecido de cáncer en 1980), con cuya ayuda aseguró la pervivencia del Parque Nacional de Gombe.

Trabajos de campo

Aunque los comienzos de sus investigaciones fueron duros debido al rechazo inicial de la población de chimpancés, poco a poco los animales se fueron acostumbrando a la presencia de Jane y ésta empezó a obtener los primeros resultados. A partir de 1964 formó un equipo con cuya ayuda recopiló y procesó la información obtenida hasta entonces, lo que permitió que el Gombe Stream Research Center se convirtiese en una de las estaciones de campo más importantes del mundo para el estudio del comportamiento animal.

Un año más tarde, en 1965, obtuvo el doctorado honorario en etología por la Universidad de Cambridge (siendo una de las pocas personas que lo ha alcanzado sin acabar la carrera), bajo la supervisión del profesor Robert Hinde, quien la animó a seguir sus trabajos a pesar del escepticismo del mundo científico. Dos años después fue nombrada directora del Gombe Stream Research Center. Entre 1971-1975 fue profesora invitada de la Universidad de Stanford y, a partir de 1973, también de la de Dar es Salaam (Tanzania).

En 1977 fundó el instituto que lleva su nombre, Jane Goodall Institute for Wildlife Research, Education and Conservation, cuyo objetivo principal es impulsar programas de conservación de la especie y mejora de las condiciones de vida de los chimpancés. En 1987, esta prestigiosa científica abandonó la realización de trabajos de campo y se instaló en la localidad de Bornemouth, donde pasa los dos meses al año que reside en Gran Bretaña, ya que, a sus casi setenta años, dedica trescientos días al año a viajar por todo el mundo en defensa de los animales y de su bienestar, dando conferencias sobre la destrucción del medio ambiente y el cambio climático.

Asimismo, lucha por conseguir unas mejores condiciones de vida para los primates en los zoológicos de todo el mundo y contra el comercio ilegal y los experimentos con estos animales. Si todo sigue como hasta ahora, afirma, dentro de cien años los grandes primates ya no existirán, aunque hoy sepamos que el 98 % de nuestro génoma es idéntico al del chimpancé, es decir, que nos diferenciamos de ellos en tan sólo un 2 %.

Una vida en defensa de los primates

Los esfuerzos de Jane Goodall están plenamente justificados, ya que las poblaciones de estos primates han descendido de forma alarmante, y continuada, en las últimas décadas. Hoy en día, se estima que existen unos 100.000 chimpancés, 20.000 bonobos, 50.000 orangutanes, 120.000 gorilas de costa y de las tierras bajas y tan sólo 600 gorilas de montaña. Los cazan para consumir su carne y para usar sus órganos como estimulantes sexuales y en preparados de medicina tradicional.

También son capturados para engrosar las colecciones de zoológicos, coleccionistas privados y servir de material vivo para experimentos científicos. Además, el crecimiento de las poblaciones humanas y el aumento de la superficie del territorio destinada a la agricultura suponen una destrucción sistemática de su hábitat natural.

Los trabajos de campo de Jane Goodall han permitido hacer numerosos descubrimientos relativos a los hábitos de los chimpancés, como el uso y la fabricación de herramientas y la consiguiente transmisión de tradiciones que ello lleva aparejado, el omnivorismo de unos animales considerados durante años exclusivamente herbívoros, y el descubrimiento, la observación y el estudio de comportamientos de adopción, canibalismo, establecimiento de relaciones y estructura social.

Jane Goodall es autora de más de setenta artículos, una decena de películas y numerosos libros (cinco específicamente infantiles), una producción muy extensa y traducida a varios idiomas. Entre sus obras publicadas en castellano cabe destacar: En la senda del hombre. Vida y costumbres de los chimpancés (1986), Los chimpancés de Gombe (1986), A través de la ventana. Treinta años estudiando a los chimpancés (1994) y Gracias a la vida (2002), escrito en colaboración con Phillip Berman.

Goodall, que es la única no tanzana galardonada con la Medalla de Tanzania, es miembro de la Orden del Imperio Británico y ha sido condecorada con múltiples premios y distinciones, entre ellos la Medalla Hubbard de la National Geographic Society (1995) y los premios Kioto (1990), Caring (1996) y Gandhi/King de la No Violencia (2001). Desde 2002 es Mensajera de la Paz de la ONU.

En 2003 recibió la Medalla Benjamin Franklin (Estados Unidos) y el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, concedido por su «trascendental aportación científica», que ha permitido una mejor comprensión de los chimpancés y de «las raíces del comportamiento y la cultura humanas». Asimismo, está en posesión de más de veinte doctorados honoris causa por universidades e instituciones de todo el mundo.

martes, 11 de septiembre de 2012

Golpe de Estado en Chile de 1973




Tanques de guerra, misiles lanzados hacia el Palacio de la Moneda en dónde se encontraba el líder socialista Salvador Allende, quién en los tres años había gobernado al país sudamericano bajo distintas normas de represión popular, así cómo crisis ecónomica, social, violencia callejera y numerosas expropiaciones radicales que dictaminó influenciado por sus ideologías socialistas.
Sin embargo, en realidad esté no fue el fin de una dictadura, sino la expansión y prolongamiento de otra, incluso que incrementaría las barbaries...

Los eventos iniciaron así: El golpe fue planeado inicialmente por un sector de la Armada de Chile, con el apoyo de los Estados Unidos. Posteriormente, se agregaron generales de los altos mandos de las Fuerzas Armadas y de Carabineros. El comandante en jefe del ejército, Augusto Pinochet asumió la dirección del complot.

La organización conocida cómo "La Cofradía" inició las conspiraciones... Se trataba de una institución integrada por civiles y militares que se encontraban en contra de la dictadura socialista, según los planes cada uno de ellos obtendrían después del derrocamiento del mandatario Allende, su propio cargo y participiación en la administración del nuevo gobierno, estos a vez fueron apoyados por cuerpos militares y diplomáticos estadounidenses, entre ellos estaba Henry Kissinger, quién informó al Presidente Nixon en los E.U. acerca de la próxima continuación de Allende en el poder. Ante esto Nixon ordenó al comandante de la CIA, Richard Hemls que impidiera estas elecciones, y allí exclamaría la conocida frase "haremos chillar la economía chilena". Más tarde, Los elementos de la CIA llegarían a Chile para sabotear la economía Chilena y propiciar movimientos de oposición al gobierno del mandatario Chileno, cómo La Huelga de Camioneros" que propició una paralisis en el sistema de transporte....
Además en los días de agosto la patria se doblegaría ante los distintos conflictos brutales provocados por grupos de extrema derecha y de izquierda radical, algunos aherentes al gobierno de Allende y otros opositores, como el MIR de extrema izquierda o Patria y Libertad de ultra derecha, provocó un clima de confrontación, que se fue expandiendo a todos los ámbitos de la sociedad, llegando incluso a los sectores de élite de la sociedad, que siempre se habían encontrado al margen de las convulsiones sociales, económicas y políticas del país.

En este período los enfrentamientos callejeros, entre grupos de extrema izquierda y de ultra derecha, frecuentemente daban como resultado heridos de diversa consideración, llegándose a la muerte de algunas personas. Además se desataron enfrentamientos de grupos políticos y sindicatos contra efectivos de Carabineros, entre los que destaca los enfrentamiento de los mineros de El Teniente en Santiago, el 15 de junio de 1973, que terminó con la muerte del obrero Milton Da Silva, además de 64 heridos y más de 100 detenidos....

Una especie de terrorismo también fue desatada, pués una vez que las tensiones sociales y estructurales habían fracasado, la CIA de los E.U. incitó a los grupos radicales a actuar mediantes hechos extremadamente más violentos, como atentados con bombas y ataques para desestabilizar al gobierno.

Más tarde, el 22 de agosto la Cámara de Diputados en la cual la oposición tenía mayoría, aprueba un texto en el que señala la existencia de un el grave quebrantamiento del Orden Constitucional y legal de la República; causada por la negativa del ejecutivo a promulgar la reforma constitucional de las tres áreas de la economía, a pesar de haber sido aprobadas por el Congreso, y actuando en contra de la constitución, según el contralor.

Y finalmente después de días de revueltas y tensiones nacionales, el Estado cayó... El 11 de septiembre la organización "La Cofradía" tomaría las calles de Chile mediante su estructura civil y militar, así como el apoyo de los E.U... El día viernes 7 de septiembre los generales fijan el día D, el 11 de septiembre, y la hora H (6:30 horas en Valparaíso y 8:30 horas el resto del país).

En la mañana del 11 de septiembre Las fuerzas Navales toman Valparaíso, después Santiago y desatan la guerra en la capital chilena Santiago.

A las 7:20, Allende, en su automóvil Fiat 125, y el GAP se enfilan hacia La Moneda, al que llegan veinte minutos después.

Viste Allende una chaqueta de tweed y un pantalón marengo. Carga con un fusil AK-47, regalo de Fidel Castro, y el GAP ingresa al palacio de gobierno dos ametralladoras y tres RPG-7, además de sus armas personales... Y finalmente después de tiempos de tensión y crisis....

A las 10:15, a través de Radio Magallanes (la única pro-gubernamental aún no silenciada), Allende emite su último mensaje a la Nación:

“Quizás sea ésta la última oportunidad en que me pueda dirigir a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Portales y Radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura, sino decepción, y serán ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron: Soldados de Chile, comandantes en jefe y titulares… …el almirante Merino… más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su solidaridad y lealtad al gobierno, también se ha denominado director general de Carabineros.
“Ante estos hechos sólo me cabe decirle a los trabajadores: Yo no voy a renunciar. Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza.
La historia es nuestra y la hacen los pueblos.
¡Trabajadores de mi Patria!: Quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, espero que aprovechen la lección.
El capital foráneo, el imperialismo, unidos a la reacción, crearon el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición: la que les señaló Schneider y que reafirmara el Comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas esperando, con mano ajena, reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios...
Me dirijo a los profesionales de la Patria, a los profesionales patriotas que siguieron trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios de clases para defender también las ventajas de una sociedad capitalista de unos pocos.
Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo lo oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder. Estaban comprometidos. La historia los juzgará.
...Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz no llegará a ustedes. No importa, la seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria.
El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
¡Trabajadores de mi Patria!: Tengo fe en Chile y en su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán de nuevo las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor. ¡Viva Chile!, ¡Viva el pueblo!, ¡Vivan los trabajadores!
Éstas son mis últimas palabras, teniendo la certeza de que mi sacrificio no será en vano. Tengo la certeza de que, por lo menos, habrá una sanción moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.”

Y... A las 10:30 los tanques abren fuego contra la Casa de Gobierno..., les siguen las tanquetas y los soldados, fuego que es respondido por los miembros del GAP y francotiradores apostados en los edificios aledaños.

El presidente dispone rendirse: ¡Bajen todos! ¡dejen las armas y bajen! Yo lo haré al último. Entonces, según el testimonio de uno de sus doctores, Patricio Guijón, que regresó para llevarse su mascarilla antigas ("de recuerdo", dice), Allende grita ¡Allende no se rinde, milicos de mierda! y con el fusil AK-47 que le había regalado Fidel Castro se dispara en la barbilla, ("Más de un disparo, y menos de una ráfaga", según su testimonio), explotando la bóveda craneana y muriendo al instante.

Palacios entra en el salón Independencia, y se encuentra con Allende y el doctor Guijón. Reconoce al presidente por su macizo reloj Galga Coulde. Llama al oficial de radio y entrega su escueto informe: “Misión cumplida. Moneda tomada, presidente muerto".

Aquel día, el más grande dictador de la historia Chilena había derrocado a un gobierno socialista obsoleto en sus instituciones, para dar paso a una verdadera dictadura... Aquellos hechos no serían semejantes en mayor medida a las graves situaciones de pobreza, marginación y represión caracterizada por el gobierno de Pinochet y que arremetería contra los derechos humanos básicos....

Es decir, el golpe de estado extinguió el periodo de casi 50 años de institucionalidad democrática para abrir paso a la gran dictadura... Los años contiguos a los hechos en Santiago y Valaparaíso serían aún más devastadores... Chile no se levantaría de nuevo en contra de la imposición sino hasta 1990...

[Aniversario del Golpe de Estado en Chile de 1973]

Discurso del Presidente Barack Obama, tras la muerte de Osama Bin Laden. [Memorial 11-S]

A continuación reproducimos la transcripción al español de la declaración del presidente de EEUU, Barack Obama, tras la muerte de Osama bin Laden. [DISCURSO ORIGINAL]

Buenas noches. Esta noche puedo anunciar al pueblo estadounidense y al mundo que Estados Unidos ha dirigido una operación que ha causado la muerte de Osama bin Laden, el líder de Al Qaeda, y el terrorista responsable del asesinato de miles de hombres inocentes, mujeres y niños.

Hace casi 10 años que un luminoso día de septiembre se vio ensombrecido por el peor atentado contra el pueblo estadounidense de nuestra Historia. Las imágenes del 11-S son parte de nuestra memoria nacional: aviones secuestrados cortando un cielo sin nubes de septiembre, las Torres Gemelas desplomándose, humo negro en el Pentágono, los restos del vuelo 93 en Shanksville, Pensilvania, donde la actuación de heroicos ciudadanos evitó más dolor y destrucción.

Y sin embargo, sabemos que las peores imágenes son aquéllas que el mundo no vio. La silla vacía en la mesa a la hora del almuerzo. Niños que se vieron obligados a crecer sin su padre o su madre. Padres que nunca disfrutarán el abrazo de sus hijos. Cerca de 3.000 ciudadanos nos fueron arrebatados, dejando un vacío en nuestros corazones.

El 11 de septiembre de 2001, en nuestro tiempo de dolor, el pueblo estadounidense se unió. Ofrecimos una mano a nuestros vecinos, y a los heridos, nuestra sangre. Reafirmamos nuestros lazos en común, y nuestro amor por la comunidad y el país. Ese día, sin importar de dónde veníamos, a qué dios orábamos, o de qué raza o grupo étnico éramos, nos unimos como una familia americana.

Estábamos juntos también en nuestra determinación de proteger a nuestra nación y de llevar ante la justicia a los que cometieron este brutal ataque. Pronto supimos que los ataques del 11-S fueron perpetrados por Al Qaeda -una organización encabezada por Osama bin Laden, quien había declarado abiertamente la guerra a Estados Unidos y se había comprometido a matar inocentes en nuestro país y en todo el mundo. Y así fuimos a la guerra contra Al Qaeda, para proteger a nuestros ciudadanos, nuestros amigos y nuestros aliados.

En los últimos 10 años, gracias al incansable y heroico trabajo de nuestro ejército y nuestros expertos en contraterrorismo, logramos grandes avances. Desbaratamos atentados terroristas y fortalecimos nuestra defensa. En Afganistán, derrocamos al Gobierno talibán, que dio apoyo y un refugio seguro a Bin Laden. Y en todo el mundo, trabajamos con nuestros amigos y aliados para capturar o matar a decenas de terroristas de Al Qaeda, entre ellos varios de los que tomaron parte en el complot del 11-S.

Sin embargo, Osama Bin Laden evitó su captura y huyó por la frontera afgana a Pakistán. Y Al Qaeda, mientras tanto, continuó operando a lo largo de esa frontera y a través de sus filiales en todo el mundo.

Poco después de asumir el cargo, ordené a Leon Panetta, director de la CIA, hacer de la ejecución o la captura de Bin Laden la prioridad máxima de nuestra guerra contra Al Qaeda, al tiempo que continuaban nuestros esfuerzos por desbaratar, desmantelar y derrotar a su organización.

Entonces, el pasado agosto, tras años de duro trabajo de nuestros servicios de inteligencia, fui informado de una posible pista de Bin Laden. No era ni remotamente una certeza, y nos llevó meses seguir esa pista sobre el terreno. Me reuní repetidamente con mi equipo de seguridad nacional mientras acumulábamos información sobre la posibilidad de haber ubicado a Bin Laden en un complejo remoto en Pakistán. Y finalmente, la semana pasada, decidí que teníamos suficiente información para pasar a la acción y autoricé una operación para capturar a Osama bin Laden y llevarlo ante la justicia.

Hoy, bajo mi dirección, Estados Unidos ha lanzado una operación contra el complejo en Abbottabad, Pakistán. Un pequeño grupo de estadounidenses llevó a cabo la operación con extraordinaria valentía y capacidad. Ningún estadounidense resultó herido. Procuraron evitar víctimas civiles. Tras un tiroteo, mataron a Osama bin Laden y se hicieron cargo de su cadáver.

Durante más de dos décadas, Bin Laden ha sido el líder de Al Qaeda y su símbolo, y ha seguido planeando ataques contra nuestro país y nuestros amigos y aliados. La muerte de Bin Laden marca el logro más significativo hasta la fecha en el esfuerzo de nuestra nación para derrotar a Al Qaeda.

Sin embargo, su muerte no significa el fin de nuestro esfuerzo. No hay duda de que Al Qaeda continuará con los ataques contra nosotros. Por lo que debemos –y lo haremos- mantener la alerta en el país y el extranjero.

Al hacerlo, también debemos reafirmar que los Estados Unidos no están -ni nunca estarán- en guerra con el Islam. He dejado claro, al igual que el presidente Bush lo hizo poco después del 11-S, que nuestra guerra no es contra el Islam. Bin Laden no era un líder musulmán, era un asesino en masa de los musulmanes. De hecho, Al Qaeda ha matado a decenas de musulmanes en muchos países, incluyendo el nuestro. Así que su desaparición debe ser bienvenida por todos los que creen en la paz y la dignidad humana.

Con los años, he manifestado en repetidas ocasiones que tomaríamos medidas en Pakistán si tuviéramos la certeza de que Bin Laden se encontraba allí. Eso es lo que hemos hecho. Pero es importante señalar que nuestra cooperación antiterrorista con Pakistán nos ayudó a llegar hasta Bin Laden y el recinto donde se escondía. De hecho, Bin Laden declaró la guerra a Pakistán, y ordenó los ataques contra el pueblo paquistaní.

Esta noche he llamado al presidente Zardari, y mi equipo también ha hablado con sus homólogos paquistaníes. Están de acuerdo en que éste es un buen e histórico día para nuestras naciones. Y en el futuro, es esencial que Pakistán continúe unido a nosotros en la lucha contra Al Qaeda y sus afiliados.

El pueblo estadounidense no eligió esta lucha. Llegó a nuestras costas, y comenzó con la masacre sin sentido de nuestros ciudadanos. Después de casi 10 años de servicios, lucha y sacrificio, conocemos bien los costos de la guerra. Estos esfuerzos pesan sobre mí cada vez que, como Comandante en Jefe, tengo que firmar una carta para una familia que ha perdido a un ser querido, o mirar a los ojos de un miembro del servicio que ha sido gravemente herido.

Los estadounidenses entienden los costos de la guerra, aunque como país nunca toleraremos que nuestra seguridad se vea amenazada ni nos quedaremos de brazos cruzados cuando se mate a nuestra gente. Seremos implacables en la defensa de nuestros ciudadanos y de nuestros amigos y aliados. Seremos fieles a los valores que nos hacen quienes somos. Y en noches como ésta, podemos decirles a aquéllos que han perdido a seres queridos por el terrorismo de Al Qaeda: se ha hecho justicia.

Esta noche, damos gracias a la inteligencia y a un sinnúmero de profesionales de la lucha contra el terrorismo que han trabajado incansablemente para lograr este resultado. El pueblo estadounidense no ve su trabajo, ni sabe sus nombres. Pero esta noche, sienten la satisfacción de su labor y el resultado de su búsqueda de la justicia.

Damos gracias por los hombres que llevaron a cabo esta operación, ya que ejemplifican el profesionalismo, el patriotismo y la valentía sin igual de los que sirven a nuestro país. Y son parte de una generación que ha llevado la mayor parte de la carga desde ese día de septiembre.

Por último, permítanme decirle a las familias que perdieron seres queridos en el 11-S que nunca hemos olvidado su pérdida, ni hemos dudado de nuestro compromiso en hacer todo lo posible para prevenir otro ataque a nuestro territorio.

Y esta noche, vamos a rememorar la sensación de unidad que prevaleció ese 11-S. Sé que a veces se ha visto debilitada. Sin embargo, el logro de hoy es testimonio de la grandeza de nuestro país y la determinación del pueblo estadounidense.

La causa para asegurar a nuestro país no se ha completado. Pero esta noche, volvemos a recordar que Estados Unidos puede hacer lo que se proponga. Esa es la historia de nuestra historia, ya sea la búsqueda de la prosperidad de nuestro pueblo, o la lucha por la igualdad para todos nuestros ciudadanos; nuestro compromiso de defender nuestros valores en el extranjero, y nuestros sacrificios para hacer del mundo un lugar más seguro.

Recordemos que podemos hacer estas cosas no sólo por la riqueza o el poder, sino por lo que somos: una nación, bajo Dios, indivisible, con libertad y justicia para todos.

Gracias. Que Dios os bendiga. Y que Dios bendiga a los Estados Unidos de América.


[A 11 AÑOS DEL 11 DE SEPTIEMBRE DE 2001]


sábado, 8 de septiembre de 2012

Marie Colvin, una vida entera de testimonio de los "horrores de la guerra"


AFP.Londres.- La periodista estadounidense Marie Colvin, muerta en un bombardeo en la asediada ciudad siria de Homs, había esquivado varias veces la muerte durante sus reportajes de guerra, en uno de los cuales perdió un ojo, que tapaba con un parche negro.

Nacida en Estados Unidos pero basada en Londres, esta elegante rubia de 56 años había cubierto en 30 años de carrera los más sangrientos conflictos, así como las recientes revoluciones de la Primavera Arabe en Túnez, Egipto y Libia.

En su último reportaje en la ciudad rebelde de Homs, enviado horas antes de morir junto al fotógrafo francés Rémi Ochlik, había descrito la muerte de un niño herido por la explosión de un obús.

"Hoy he visto morir a un bebé. Absolutamente terrible", contó Marie Colvin, por teléfono a la televisión BBC.

La norteamericana inició su carrera en 1984 en París como jefa de la agencia de prensa United Press International, antes de sumarse al Sunday Times como corresponsal en Medio Oriente en 1986.

Este miércoles, los homenajes a su valentía eran unánimes.

"Durante su carrera, asumió riesgos para conseguir sus objetivos, incluso al precio de una grave herida en Sri Lanka", donde perdió un ojo en un ataque con granadas en 2001, destacó el redactor jefe del Sunday Times, John Witherow, quien expresó su "enorme conmoción" por la desaparición de la periodista.

"Ella creía que cubrir un conflicto podía reducir los excesos de los regímenes brutales, al atraer la atención de la comunidad internacional", explicó. "Nada parecía disuadirla. Era más que una corresponsal de guerra. Era una mujer con una enorme alegría vital, llena de humor, rodeada de amigos que siempre temieron las consecuencias de su valentía".

Para Rupert Murdoch, propietario del Sunday Times, Marie Colvin "arriesgó varias veces su vida porque estaba decidida a mostrar la maldad de los tiranos y el sufrimiento de las víctimas".

"Su herida en el ojo no le impidió viajar a misiones aún más peligrosas", añadió.

En la St Bride's de Londres, llamada la iglesia de los periodistas, ya había este miércoles fotos y un mensaje de homenaje a Marie Colvin y Rémi Ochlik. Habían sido colocados junto a la fotografía de otro periodista que murió ejerciendo su labor, Daniel Pearl, del Wall Street Journal, fallecido en Pakistán en 2002.

En noviembre de 2010, Marie Colvin había tomado la palabra en St Bride's para explicar que era perfectamente consciente de los riesgos que asumía.

"Nuestra misión es informar sobre los horrores de la guerra con exactitud y sin prejuicios", había afirmado. "Siempre debemos interrogarnos si el reportaje merece asumir tanto riesgo. ¿Qué es valentía y qué es bravuconería?", se preguntó.

"Nunca ha sido tan peligroso ser corresponsal de guerra, porque el periodista en zonas de combate se ha convertido en un blanco principal", había subrayado.

Fuente OEM. http://www.oem.com.mx/eloccidental/notas/n2439684.htm

[Día Internacional del Periodista]