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domingo, 8 de febrero de 2015

Abril, el mes más cruel


El lunes murió Thatcher.
 Alrededor de las 8.00 de la mañana desactive la alarma del ipad y allí descendieron los titulares, "Ex Prime Minister Margaret Thatcher dies at 87 age" "Obama pays tribute as the Iron Lady as one of the great champions of freedom and liberty".

2 bombas estallaron entre la multitud del maratón de boston de este año, donde había al menos 23 mil personas. Lo protocolos de seguridad a nivel mundial están en máxima alerta...

El martes, Venezuela llora y celebra, odia y adora al gran cerdo... Parálisis y estado de violencia civil.

Abril, el mes más cruel.

'Europa es producto de su historia,
                         América, de su filosofía'            Maggie








Emma Watson en la ONU, aboga por equidad de géneros

Las nuevas generaciones crecieron mirando a Hermione luchar contra Aquel Que No Debe Ser Nombrado en Harry Potter, pero esa fue sólo una prueba preparatoria. La actriz británica Emma Watson dio un discurso en la sede de la ONU este fin de semana, en su papel de Embajadora de Buena Voluntad, para ayudar a impulsar la campaña global “HeForShe“, que busca involucrar a los hombres en la lucha por la equidad de género.
Watson hizo un recuento de cómo su propia experiencia como figura pública la hizo interesarse por la cuestión de género desde muy temprana edad, debido a la temprana sexualización de su imagen, además de enfatizar que la equidad no es sólo un derecho de las mujeres: no vivimos en un mundo justo, ni los hombres ni las mujeres.
A continuación una traducción del discurso:
Hoy estamos lanzando una campaña llamada HeForShe. Me dirijo a ustedes puesto que necesitamos de su ayuda. Queremos terminar con la inequidad de género y, para hacerlo, necesitamos que todos se involucren. Esta es la primera campaña en su tipo en las Naciones Unidas. Queremos tratar de movilizar a cuantos hombres y niños podamos para que sean agentes de cambio, y no sólo hablar de ello. Queremos tratar de asegurarnos de que sea algo tangible.
Fui designada como Embajadora de Buena Voluntad de ONU Mujeres hace seis meses, y mientras más he hablado sobre feminismo, más me he dado cuenta de que luchar por los derechos de las mujeres muy a menudo se ha vuelto sinónimo de odio hacia los hombres. Si hay algo de lo que estoy segura, es de que esto debe terminar.
Es conveniente recordar que el feminismo, por definición, es la creencia de que los hombres y las mujeres deberían tener iguales derechos y oportunidades. Es la teoría de la equidad política, económica y social de los sexos. Yo comencé a cuestionarme las conjeturas basadas en el género hace mucho tiempo.
A los 8, me confundía que me llamaran “mandona” porque quería dirigir las obras de teatro que montábamos para nuestros padres. Pero a los niños no. A los 14, comencé a ser sexualizada por ciertos sectores de la prensa; a los 15, mis mejores amigas comenzaron a salirse de sus amados equipos deportivos, porque no querían parecer “machorras”; y a los 18, mis amigos hombres eran incapaces de expresar sus sentimientos, decidí que yo era feminista. Y esto no me parece complicado. Pero mi reciente investigación me demuestra que el feminismo se ha vuelto una palabra antipática.
Las mujeres están eligiendo no identificarse como feministas. Aparentemente, me encuentro entre aquellas mujeres cuyas expresiones son vistas como muy fuertes, “muy agresivas”, aisladas y anti-hombres, incluso poco atractivas. ¿Por qué la palabra se ha vuelto tan incómoda?
Provengo de Inglaterra y pienso que es correcto que me paguen lo mismo que a mis contrapartes masculinos. Pienso que es correcto que yo pueda tomar decisiones sobre mi propio cuerpo, pienso que es correcto que las mujeres se involucren en mi nombre en las políticas y decisiones que afecten mi vida. Pienso que es correcto que, socialmente, se me deba el mismo respeto que a los hombres.
Pero tristemente, puedo decir que no existe un solo país en el mundo donde todas las mujeres puedan esperar recibir estos derechos. Ningún país en el mundo puede decir que ha alcanzado la equidad de género. Considero que estos derechos son derechos humanos, pero soy una de las afortunadas, mi vida es un auténtico privilegio porque mis padres no me amaron menos porque fuera hija. Mi escuela no me limitó por ser niña. Mis mentores no asumieron que llegaría menos lejos porque algún día podría dar a luz a un hijo. Estos agentes fueron los embajadores de la equidad de género que me hicieron quien soy el día de hoy.
Puede que ellos no lo sepan, pero ellos son los feministas inadvertidos que están cambiando el mundo hoy en día. Necesitamos más de estos, y si ustedes aún odian la palabra, no es la palabra lo que importa. Es la idea y la ambición detrás de ella. Porque no todas las mujeres han recibido los mismos derechos que yo he recibido. De hecho, estadísticamente, muy pocas los han tenido.
En 1997, Hillary Clinton dio un famoso discurso en Beijing acerca de los derechos de las mujeres. Tristemente, muchas de las cosas que ella quería cambiar aún están presentes en nuestros días. Pero lo que más me impresionó fue que menos del 30% de la audiencia eran hombres. ¿Cómo podemos tratar de cambiar el mundo cuando sólo la mitad de él se siente bienvenido o invitado a participar en la conversación?
Hombres, me gustaría aprovechar esta oportunidad para extenderles una invitación formal. La equidad de género es asunto de ustedes también. Porque, a la fecha, sigo viendo menospreciado por la sociedad el rol de mi padre en la paternidad a pesar de que, en la infancia, su presencia me era tan necesaria como la de mi madre. He visto a hombres jóvenes sufrir enfermedades mentales, incapaces de solicitar ayuda, por miedo a que eso los hiciera menos entre los hombres –o menos hombres. De hecho, en el Reino Unido, el suicidio es el mayor asesino de hombres de entre 20 y 49 años, eclipsando a los accidentes viales, el cáncer y la enfermedad coronaria. He visto a hombres volverse frágiles e inseguros por un sentido distorsionado de lo que constituye el éxito masculino. Los hombres no tienen, tampoco, los beneficios de la equidad.
No queremos hablar de que los hombres se vean atrapados por los estereotipos de género, pero puedo ver que lo están. Cuando sean libres, las cosas cambiarán para las mujeres como consecuencia natural. Si los hombres no tienen que ser agresivos, las mujeres no serán enseñadas a ser sumisas. Si los hombres no necesitan controlar, las mujeres no tendrán que ser controladas.
Es tiempo de que todos veamos el género como un espectro en lugar de como dos conjuntos opuestos de ideales. Deberíamos dejar de definirnos por lo que no somos y comenzar a definirnos por lo que somos. Todos podemos ser más libres y eso es de lo que se trata HeForShe. Se trata de libertad. Quiero que los hombres tomen esta responsabilidad para que sus hijas, hermanas y madres puedan ser libres de prejuicios, pero también para que sus hijos tengan permiso de ser vulnerables y humanos también, y que al hacerlo, sean una versión más completa y verdadera de sí mismos.
Ustedes podrían pensar, “¿Quién es esta chica de Harry Potter? ¿Qué está haciendo en Naciones Unidas?” Y es una muy buena pregunta –yo misma me lo he estado preguntando. Todo lo que sé es que me importa este problema y quiero ayudar. Y al ver lo que he visto y dada la oportunidad, siento que es mi responsabilidad decir algo. El estadista Edmund Burke dijo que todo lo que las fuerzas del mal necesitan para triunfar es que los buenos hombres y mujeres no hagan nada.
En mi nerviosismo por este discurso y en mis momentos de duda, me he dicho firmemente a mí misma, “Si no soy yo, ¿quién? Si no es ahora, ¿cuándo?” Si ustedes tienen dudas similares cuando las oportunidades se les presenten, espero que esas palabras les sean de ayuda, porque la realidad es que, si no hacemos nada, tomará unos 75 años, o para mí, casi llegar a los 100, antes que las mujeres puedan esperar que se les pague lo mismo que a los hombres por el mismo trabajo. 15.5 millones de niñas se casarán en los próximos 16 años aún siendo niñas, y en las tasas actuales, no será sino hasta el 2086 que todas las niñas en el África rural puedan cursar la educación secundaria.
Si tú crees en la equidad, podrías ser uno de esos feministas inadvertidos de los que hablé antes y, por esto, te felicito. Estamos luchando por una palabra que nos una, pero la buena noticia es que tenemos un movimiento que nos une. Se llama HeForShe. Los invito a dar un paso adelante y preguntarse a ustedes mismos, “Si no soy yo, ¿quién? Si no es ahora, ¿cuándo?”. Muchas, muchas gracias.

Video en Pijama Surf

La Estructura

El ser mexicano de clases desfavorecida, en ocasiones implica luchar hasta el cansancio en un entorno cínico y corrupto.
Mujeres y hombres buscan empleo yendo y viniendo , deben escuchar muchas voces, llenar mucho papeleo y romper barreras... Lo más contraproducente, la timidez. 'La estructura' te intimida y se impone... Y el entorno es cada vez más selectivo y excluyente, a veces, parece inmutable y absoluto.
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Me ha parecido sorprendente el haber caminado tanto tiempo, viendo cómo el cielo se vuelve blanco y resistiendo al entorno impasible. La frialdad me ha llegado hasta los huesos...

12.21 /13 diciembre/12 Jueves

Camine por la fría mañana de aquel sol invisible, detrás del telar etéreo y blanco que era el cielo, alrededor de las 8.40 de la mañana. La niebla me rodeaba a cada paso; y la frialdad me helaba la piel al punto de quedar entumido, y... ¡el tiempo!,¡se me acababa el tiempo ytenía una cita de trabajo!... Iba de prisa por la avenida cruzando calles vacías, algo inusual por la hora, pero así era. Contuve el estremecimiento hasta qué una mujer de edad avanzada me preguntó dónde sacar el registro civil, para un niño que acababa de nacer.Yo no sabía que decirle hasta que ella misma se dijo la respuesta. No me demoró mucho tiempo y apresuré el paso
Finalmente la prolongación acabó y crucé aquella estructurapara mi cita de trabajo y ese Cine dónde por cierto también he dejado mi solicitud. [He mentido en casi todo lugar, por cierto, diciendo que tengo 17 años y estoy a punto de cumplir 18 el 25 de este mes, aunque de hecho apenas vaya cumplir 17].
Crucé el área de asfalto oscuro y ahogado en lluvia, para ir a la parte trasera y subir esas escaleras de fierro oxidado y maloliente. Esa puerta y esas paredes eran agobiantes, sentía que entraba a un reclusorio. Todo tan sucio y encerrado.
Al traspasar la puerta ancha crucé a otro mundo, entré a la industria, ó quizás al matadero... Todo era súbitamente calculado, la puerta se abría y cerraba con un timbre y un guardia que le custodia; la ventanilla, dónde los seres humanos lucían afligidos. Y lo rígido prevalecía en las paredes y pasillos blancos... Tal vez la única frivolidad no se encontraba en el aire de la ciudad estando en el exterior, y es que hay algo mucho más helado qué la bruma y más corrosivo que el hierro que se vence en lo impregnado de la escalera: la "Estructura".
En cuanto me senté y acudí a los departamentos que me indicaron, ¡le detesté!, deteste la forma de jerarquía, detesté a la institución, pero sobretodo, el cinismo.
Y es increíble lo que no se sabe que se encuentra detrás del servicio, seres miserables en muros mugrientos. Y a mis casi 17, no quisiera ser parte de la inmundicia de la que todos ansían, de la que todos ven cómo algo suculento. No se puede seguir viviendo de ese modo, es degenerativo.
Mientras respondía las pruebas, el tiempo se me hizo más tardío que todo, me tragaba lo grisáceo. Y esa uniformidad me azotaba, no era posible que alguien cómo yo lo tolerara, pero, ¡ya he andado en las redes de La estructura!, ¿cuándo es comencé a sufrirlo?.
| Tal vez fue desde que viví las primeras injusticias de la transición de adulto joven, en cuanto han intentado destruir mis ideales, obligandome a olvidar mis planes de salir de mi ciudad plana |
Y .... ¡Caí al infierno encumbrado en el mundo humano!, esas paredes blancas, gerentes caucásicos. Los indígenas afuera mendigando, y las damas de sociedad enfermizas. El empeño por ser lo que otros son, aparentar.
Y después de una hora (que creí realmente había sido mucho más tiempo) salí del enclaustro...
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Parafraseando a la politóloga Denisse Dresser, desde qué somos niños se nos educa para creer que vivimos en el mejor país del mundo, el más desarrollado de Latinoamerica, el más bonito y rico en cultura. Hasta el grado en que nos volvemos ultra nacionalistas y pronto se nos educa también para ser parte de la estructura, pero no para ser parte de la lid, sino para ser un subordinado más. Se nos destruyen los sueños y anhelos, aprendemos historias de victimas, nos volvemos apocados y obedientes, y se nos posiciona dentro del entorno, pero se nos prohíben desafiarle.

¿Es necesario ser parte de La Estructura para salvarnos a nosotros mismos?